-Cap 1: El nuevo comenzar-

Un día cualquiera. Como cualquier otro. Un día en la vida de una persona normal. Me levanté, desayuné, me duché y me fui a la universidad. Igual que cualquier otra persona. Nada me hacia presagiar como acabaría el día…

Me despedí de mis compañeras antes de salir de casa, con un “en la noche nos vemos”, exactamente como hacia siempre. Andaba a paso ligero, porque salía justa de tiempo. Una vez llegué, un par de amigos me esperaban en la puerta y nos dirigimos a clase. Éstas transcurrieron con normalidad y, al finalizar, me despedí de ellos y me fui a trabajar.

Llevaba algún tiempo trabajando en un restaurante pequeñito. Servía los menús, y por la noche servía copas. No era un gran trabajo, pero me ayudaba a costearme los estudios. No tenía a nadie que pudiese ayudarme, no desde la muerte de mis padres hace ya algunos años…

No dejaba de mirar el reloj, una y otra vez. Entonces recordé que hoy era viernes. Saldría tarde, porque vendría gente a divertirse y beber algo. Suspiré, algo cansada, mientras deseaba que el tiempo avanzase más rápido.

Poco a poco comenzó a llenarse el local. Un grupo de chicos a los que conocía de la universidad se pegaron a la barra y no dejaron de beber. Ese grupo en concreto no era de mi agrado, por las atrocidades que había oído sobre ellos, pero aquí eran clientes, y no podía escaquearme de mi trabajo. Les puse una copa tras otra, hasta que en un punto, se pusieron a decirme obscenidades. No quería saber nada de ellos y cuando miré de nuevo el reloj, era muy tarde. Se lo dije al jefe, y me contestó que ya me podía marchar. Él se encargaba de la gente que quedaba y de cerrar y limpiar, pero que mañana tenía que estar a la hora de siempre. Le sonreí mientras recogía mis cosas, en señal de afirmación, y salí de allí lo más deprisa que pude. Sólo tenía ganas de llegar a casa y relajarme…

Me quedaban pocas calles para llegar a casa, poder descansar como había estado deseando en todo el día, pero aquel grupo de irrespetuosos del bar me cortó el paso, poniéndose a mí alrededor, haciendo un enorme circulo y dejándome a mi en medio de él. Eso hizo que me alarmara, la cosa no pintaba demasiado bien, con todo lo que había escuchado de ellos y encima iban bebidos, eso me hacia estremecer, dándome cuenta de que me costaría bastante escaparme de ellos si lo conseguía.

Uno de ellos se acerco a mí, agarrándome la cara, intentando besarme. Yo me aparté como pude aunque no por mucho, comenzaron a echarse encima de mí, tirándome al suelo, poniéndose sobre mí, desgarrándome las ropas y penetrándome violentamente, uno por uno, viendo como se reían y disfrutaban a mi costa. Yo no hacia más que llorar y chillar aunque cada vez con menos fuerza. Se levantaron echándome gasolina encima y prendiéndome fuego… noté como empezaba a arder, como se iba quemando todo mi cuerpo poco a poco… hasta que todo se volvió negro y caí inconsciente.

Cuando abrí mis ojos me encontraba llena de tubos y máquinas a mi alrededor, alguien debía haberme traído al hospital. Notaba todo mi cuerpo dormido, dolorido, roto y mi corazón hablar de él ya no servia….mi corazón había muerto en aquel callejón donde esos mal nacidos me violaron y quemaron. Vi que entraba una enfermera, miraba todas las maquinas y se dio cuenta de que tenia los ojos abiertos.

-Doctor, la joven despertó-dijo dando una pequeña voz- está con la mirada perdida pero despierta.

Vi como entraba un doctor mirándome cuidadosamente todas mis heridas, mientras yo no hacia más que maldecir todo mí alrededor, dejando que toda la ira y deseo de venganza se apoderara de mí.

- Prefacio -

El comenzar de un nuevo día. El amanecer. Hoy era el día. Hoy comenzaba todo. Me había marcado una meta. No más dolor, ni sufrimiento. No por mi parte al menos…
Nadie quedaría impune por lo que me habían hecho. Todavía venían a mi cabeza los recuerdos de aquella noche donde empezó todo. Donde quedé destrozada. Cuando me levanté ya no era yo. No quedaba ni el reflejo de lo que había sido. Quedé tan desfigurada que nadie me reconocería. Esa era la mejor parte, me daban por muerta. Nadie sospecharía de mí. Nadie sabría quién era en realidad. Hoy, por fin, empezaría mi venganza…
Soy Laila Fénix, y no tengo pasado. Nunca he nacido, no tengo identidad. Nadie me conoce, pero me conocerán… y lamentarán hacerlo.